Efraïm Rodríguez

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"Gallus gallus", escultura en técnica mixta

Un escultor novísimo

 

Efraïm Rodríguez

Galería Rrose Selavy

Juan Bufill

Pocas veces una primera exposición individual alcanza el excelente nivel que tiene la de Efraïm Rodríguez en la galena Rrose Selavy. Nacido en Valencia en 1971, Efraïm -asi firma sus obras- vive en Cataluña desde los 6 anos, reside en Granollers y se ha formado como artista en Barcelona, en Belles Arts. La madurez técnica y conceptual que se aprecia en sus esculturas y la originalidad de su lenguaje plástico justifican que haya sido elegido por el galerista Manuel Valls para cerrar el ciclo "19 novísimos", que en el ultimo año ha presentado 19 primeras exposiciones individuales de artistas que trabajan en Cataluña.

Efraïm Rodríguez es "novísimo" por inédito y por lo que hace. En la colectiva inaugural "Qui va matar Pinotxo?", hace mas de un año, fue su obra la que me llamo más la atención. "Gepetto, nominami" era una cabeza de niño esculpida en cola de conejo. Su ambiguo color, como de vino tinto mezclado a un raro verde, y su textura parecida a la cera o la resina, se oponían al realismo de la anatomía, desmentido también por la extraña base de madera y por la segmentación del rostro en parcelas que realzaban la expresión de la mirada y el carácter de representación, que pedía ser identificada como personaje y como objeto artístico.

Esta obra se incluye junto a otras igualmente sorprendentes. La mas espectacular es "Alex", un desnudo masculino en posición sentada, esculpido a tamaño natural en yeso y espuma de poliuretano. Su color y su textura evocan tierras oxidadas o áridas, y la figura es en parte realista, pero se divide en varias partes, aflora el hueso de la rodilla y presenta agujeros en la frente y en la sien, que aluden a un interior esponjoso, orgánico, a una materia erosionable y degradable. En "Coin, coin", una pareja de cerditos huchas, se produce un efecto de extrañamiento al presentar de un modo hiperrealista algo que en la realidad aparece como una representación.

Frankenstein 

Se aprecia en toda la muestra una singular poética basada en el empleo de materiales y lenguajes plásticos muy heterogéneos. En "Gallus gallus", por ejemplo, las patas son hiperrealistas, de cola de conejo, el cuerpo es un ensamblaje de piezas de madera pulida y las alas y la cabeza son realistas, pero el esófago del ave es una pieza industrial, un tubo metálico. Las esculturas de efraïm Rodríguez representan seres híbridos, incompletos, donde las partes predominan sobre el todo. Son figuras construidas a partir del caos y la dispersión, productos emparentables con el mito de Frankenstein, elaborados con una sintaxis babélica, donde el realismo se enriquece con elementos antirrealistas para producir perplejidad y despertar la imaginación y la reflexión.

 

 

La Vanguardia, Libros 25-6-1999. p 16.

 
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